jueves, 10 de febrero de 2011

Escuchar, conocer, saber


"Los antiguos arqueros oían la distancia en la cuerda; el animal, la presa, sólo era un eco en su vibración".

Tropecé con este aforismo -recopilado por ese excelente pensador, poeta, ensayista y ser humano que es Ramón Andrés en su reciente nueva entrega editorial, Los extremos (Lumen. Barcelona, febrero 2011)-, cuando andaba a la búsqueda de un título para un espacio en el que hacer visibles esas cosas que a todos los periodistas se nos van quedando en el tintero (expresión ya tan desfasada que más valdría sustituirla por algo así como la-carpeta-de-los-no-publicados). De inmediato pensé que era una buena manera de dar nombre (cosa que, he de confesar, nunca se me ha dado muy bien) a un lugar que pretendía comentar hechos y acontecimientos que quedan fuera del circuito de los medios de comunicación.
Hace treinta años que soy periodista (a los 21 ya tenía el título en el bolsillo) y desde hace veinte o más, me dedico a esto que llamamos periodismo musical. Es decir, a intentar reflejar el pulso sonoro de una ciudad tan dinámica, creativa y abierta como es Barcelona. Ha sido un oficio, indiscutiblemente, estimulante, que me ha llevado a transitar por un amplio abanico de paisajes estéticos, desde el rock catalán a la gran ópera, de las vanguardias más rabiosas a la música popular y tradicional, del jazz al flamenco... Y puedo decir, sin vanidad, que en el ejercicio de esta actividad he ayudado a muchos grupos y artistas a dar a conocer su trabajo.
En los últimos años, sin embargo, los medios de comunicación (todos en general) han dejado de ser cronistas y altavoces de la realidad musical del país. Cierto es que el espectacular crecimiento de la actividad artística imposibilita (y convierte en ilógico) su seguimiento exhaustivo y que, por otro lado, los artistas tienen hoy nuevos medios, canales y recursos para dar a conocer su trabajo. Pero aun así, siguen ocurriendo a diario montañas de acontecimientos que poco o nada se dan a conocer. O en su defecto, que sólo se muestran parcial o sesgadamente.
Como aquellos antiguos arqueros que percibían el mundo de otra manera, este blog quiere ser un espacio en el que oír ese tañido lejano de los acontecimientos menos visibles, aquellos hechos que se agazapan en medio de la espesura informativa de ésta, nuestra sociedad tan soberbiamente (des)informada.

Provechosa cacería, amigos.

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